J U N I O - mes hermoso
En la liturgia volvemos al tiempo ordinario. En realidad, nunca nos faltarán fiestas. Celebramos los domingos. Tenemos las fiestas de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, de gran contenido, la Santísima Trinidad, misterio fundamental de nuestra fe. Tenemos el Corpus y la gran fiesta del Perpetuo Socorro, Patrona de nuestra iglesia. A celebrar, pues, a alegrarnos, a gozar.
SUMO Y ETERNO SACERDOTE
en el que todos somos sacerdotes,
nación santa, pueblo sacerdotal,
pueblo de reyes, sacerdotes y profetas.
Qué dignidad, qué grandeza,
si de verdad somos conscientes.
Yo Soy la vid, ustedes, los sarmientos,
Soy el árbol, ustedes son las ramas.
El sarmiento y las ramas son el árbol.
Un Cristo Grande, grande, infinito.
Misma naturaleza, misma vida.
Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote,
en ese Cristo yo me incluyo.
El resultado es ese, pueblo de Reyes,
nación santa, pueblo sacerdotal.
Cristo nos dice: si viven en mí,
podrán hacer las obras que yo hago.
La gloria de mi Padre es que den fruto
y así se manifiesten mis discípulos.
Ser Cristos como Él, hacer lo que Él hace.
No hay grandeza igual en este mundo,
y después en el otro para siempre.
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