1.12.13

POESIA Y LITURGIA




JESUS NIÑO
Enamorado Redentor mío

“Querido Jesús mío y tesoro mío, por las ofensas que te hice no merezco disfrutar de tu amor, mas por tus merecimientos te ruego me hagas digno de él. Te amo sobre todas las cosas y me arrepiento de todo corazón por haberte despreciado en lo pasado y arrojado del alma. Ahora te amo más que a mí mismo, te amo con todo mi corazón, ¡oh bien infinito!, te amo, te amo, te amo y nada más deseo que amarte perfectamente. Una sola cosa temo, y es verme privado de tu amor.

Enamorado Redentor mío, dame a conocer el sumo bien que eres y el amor que me profesaste para obligarme a amarte. Dios mío, no permitas que viva ingrato a tanta bondad tuya. Demasiado te he ofendido; no quiero ya separarme de ti; quiero emplear cuantos años me restaren de vida en amarte y compla-certe. Socórreme, Jesús mío y amor mío; ayuda a un pecador que anhela amarte y entregarse completamente a ti.

¡Oh María, esperanza mía!, tu Hijo atiende a tus súplicas: ruega por mí y alcánzame la gracia de amarlo perfectamente. Amén.”
Práctica del amor a Jesucristo
San Alfonso María de Liguori


Sagrada Familia de Nazaret
Oración de Juan Pablo II
  
“¡Oh, Sagrada Familia de Nazaret!,
Comunidad de amor de Jesús, María y José, modelo e ideal de toda familia cristiana, a ti confiamos nuestras familias.

Abre el corazón de cada hogar a la fe, a la acogida de la palabra de Dios, al testimonio cristiano, para que llegue a ser manantial de nuevas y santas vocaciones.

Dispón el corazón de los padres para que, con caridad solícita, atención prudente y piedad amorosa, sean para sus hijos guías seguros hacia los bienes espirituales y eternos.

Suscita en el alma de los jóvenes una conciencia recta y una voluntad libre, para que, creciendo en sabiduría, edad y gracia, acojan generosamente el don de la vocación divina.

Sagrada Familia de Nazaret,
haz que todos nosotros, contemplando e imitando la oración asidua, la obediencia generosa, la pobreza digna y la pureza virginal vividas en ti, nos dispongamos a cumplir la voluntad de Dios, y a acompañar con prudente delicadeza a cuantos de entre nosotros sean llamados a seguir más de cerca al Señor Jesús, que por nosotros "se entregó a sí mismo". Amén.”
(Fiesta de la Sagrada Familia, diciembre de 1993)