JESUS
NIÑO
Enamorado
Redentor mío
“Querido Jesús mío y tesoro mío, por las
ofensas que te hice no merezco disfrutar de tu amor, mas por tus merecimientos
te ruego me hagas digno de él. Te amo sobre todas las cosas y me arrepiento de
todo corazón por haberte despreciado en lo pasado y arrojado del alma. Ahora te
amo más que a mí mismo, te amo con todo mi corazón, ¡oh bien infinito!, te amo,
te amo, te amo y nada más deseo que amarte perfectamente. Una sola cosa temo, y
es verme privado de tu amor.
Enamorado
Redentor mío, dame a conocer el sumo bien que eres y el amor que me profesaste
para obligarme a amarte. Dios mío, no permitas que viva ingrato a tanta bondad
tuya. Demasiado te he ofendido; no quiero ya separarme de ti; quiero emplear
cuantos años me restaren de vida en amarte y compla-certe. Socórreme, Jesús mío
y amor mío; ayuda a un pecador que anhela amarte y entregarse completamente a
ti.
¡Oh
María, esperanza mía!, tu Hijo atiende a tus súplicas: ruega por mí y alcánzame
la gracia de amarlo perfectamente. Amén.”
Práctica
del amor a Jesucristo
San
Alfonso María de Liguori
Sagrada
Familia de Nazaret
Oración
de Juan Pablo II
“¡Oh, Sagrada Familia de Nazaret!,
Comunidad
de amor de Jesús, María y José, modelo e ideal de toda familia cristiana, a ti
confiamos nuestras familias.
Abre
el corazón de cada hogar a la fe, a la acogida de la palabra de Dios, al
testimonio cristiano, para que llegue a ser manantial de nuevas y santas
vocaciones.
Dispón
el corazón de los padres para que, con caridad solícita, atención prudente y
piedad amorosa, sean para sus hijos guías seguros hacia los bienes espirituales
y eternos.
Suscita
en el alma de los jóvenes una conciencia recta y una voluntad libre, para que,
creciendo en sabiduría, edad y gracia, acojan generosamente el don de la
vocación divina.
Sagrada
Familia de Nazaret,
haz
que todos nosotros, contemplando e imitando la oración asidua, la obediencia
generosa, la pobreza digna y la pureza virginal vividas en ti, nos dispongamos
a cumplir la voluntad de Dios, y a acompañar con prudente delicadeza a cuantos
de entre nosotros sean llamados a seguir más de cerca al Señor Jesús, que por
nosotros "se entregó a sí mismo". Amén.”
(Fiesta
de la Sagrada Familia, diciembre de 1993)