¡Socorro, gritan todos a una voz!
El mundo está poblado de lamentos:
El mar se queja y grita, porque sus dos polos
se derriten irremediablemente
¿Qué harán sin hielo sus preciosos polos?
¿De dónde sacará seguridad?
Hasta sus osos, sus preciosos osos
emigran sin saber a dónde.
La tierra también grita, pues el agua
la está invadiendo y empequeñeciendo.
Llueve cuando no debe, y la sequía
la tuesta y martiriza largo tiempo.
El aire quema, se incendian los bosques,
las cosechas no existen, no prosperan.
El hombre es el que grita, grita y llora,
porque el hambre lo acosa y lo amenaza.
¿Cómo hallará comida para tantos?
El hombre grita, la inseguridad,
las muertes cada día lo atormentan.
¡Socorro, gritan todos a una voz!
Y la Madre bendita del Socorro
abre sus manos llenas de tesoros.
Celebremos su fiesta, amémosla
y veremos milagros por doquiera.
Ella es muy poderosa y es muy rica
y tiene un corazón que a todos ama.
Nadie se queda sin venir a ella,
nadie dude de su ayuda perpetua.
P. Enrique García Santamaría
cssrenriquegs@gmail.com
+r+pw.jpg)
+rSeld69.jpg)
+rSeld89.jpg)