28.8.08
14.8.08
POEMAS DEL P. ENRIQUE GARCIA
NAVIDAD, NAVIDAD
P. Enrique García Santamaría cssrenriquegs@gmail.com
El gran Dios que se hace carne –nace en un triste portal;
en la ciudad de David –no hubo para Él lugar.
¿No fue anunciado en su tiempo –por el Ángel Gabriel,
que lo llamó por su nombre –que sería el Emanuel?
Dos mil años lo esperaron con anhelo y ansiedad;
y cuando llega por fin –nadie lo sale a esperar
¿Cómo hace Dios las cosas? –Es difícil de entender
Cuando nace un principito –todos lo corren a ver…
Sólo los ángeles vuelan –y avisan a los pastores;
sólo las almas sencillas –merecen esos honores.
Pero ahora los cristianos –nos alborozamos
y esperamos su venida –con fanfarrias de entusiasmo.
La biche resuena –llena de cohetes,
brillan las estrellas –se alegra la gente.
Así es nuestro pobre mundo –en mil partes dividido,
unos lloran de alegría –otros se mueren de frío.
Y sólo Dios sabe –en qué acabará;
el hombre es un cohete, -quién lo entenderá?
NAVIDAD – NAVIDAD
GRAN FELICIDAD
VIVIR PARA DIOS
cssrenriquegs@gmail.com
–para conocerlo y servirlo.
–que viene a dar en lo mismo.
-servirlo. ¿En qué servicios?
–con ese fin exclusivo?
Gerardo repetía siempre –yo quiero a Cristo seguir
16 de octubre
Desde el primero de octubre –un nombre sigue sonando,
suena de día y de noche –en la ciudad y en el campo.
Sus letras son armoniosas: -es el nombre de Gerardo.
Gerardo el santo glorioso. –Gerardo, el humilde Hermano.
Lo nombran en las alturas –los ángeles y los santos,
en las copas de los árboles –millones de alegres pájaros.
Lo nombra el aire y el fuego –todo lo que él ha tocado.
Lo nombre la Trinidad –a la que él ha amado tanto,
los pobres y los enfermos –millones que él ha curado.
Y es que en este mes de octubre –es el día de su Santo.
Ese día cuando amanece –tempranito, muy temprano
lo saludan las campanas –desde el alto campanario.
Y va llegando la gente –a su bello santuario,
a cantar las mañanitas –llenos de fe y entusiasmo.
Durante mañana y tarde –hay misas y novenarios,
miles de madres y niños –que llegan a saludarlo,
y mucha gente sencilla –que ha recibido milagros.
Es una inmensa alegría –que flota en todos los bancos,
niños que ríen y gritan –de sus mamás en los brazos.
Y llegan las bendiciones –con la reliquia del Santo,
y con el agua bendita –y se arma la de Gerardo.
Es la hora del chapuzón –con el hisopo de ramo,
y la hora del pisotón –que alegra a los mexicanos.
Y ya se termina el día –cuando la luna ha asomado
con la inmensa cohetería –y el estallar de petardos.
Y para acabar la fiesta el castillo iluminado,
que deja ver en el aire –la imagen de San Gerardo.
Oh qué día tan hermoso –el gran día de su Santo.
Rosario es de rosas, muchas rosas,
rosas frescas, brillantes de colores
embalsamadas en el corazón.
A quién no le gusta ofrecer flores
a una dama divina, a una reina,
que nos sonríe y nos apapacha.
Ella misma nos las ha pedido,
dándonos a cambio un mundo mejor.
Qué dulzura deshojar las rosas,
percibir sus olores y sabores,
llorando de alegría y de ternura
ante la rosa Madre, que es María
Madre de Dios y también Madre nuestra.
Rosas de otoño, rosas en octubre,
en octubre florido y perfumado.
Nuestros labios también huelen a rosa.
AMOR AL PRÓJIMO
P. Enrique García Santamaría
Del libro: Florecillas de San Gerardo.
Amar a Dios sobre todas las cosas
es amarlo con todo, cuerpo, espíritu.
Ni una fibra se libra o queda fuera,
todo absolutamente para Él.
Amar al prójimo como a nosotros mismos,
Como nos ama Dios, Dios hecho hombre,
que murió por nosotros, sus hermanos.
Si tu hermano te hiere en la mejilla
derecha o izquierda, pon la otra.
¿Dónde queda el orgullo, el desquite
en un mundo plagado de egoísmos?
Si pudiéramos vengarnos de los ricos,
de los que nos humillan y destruyen,
con qué placer lo haríamos. ¡Victoria!
Una vez san Gerardo y su caballo
iban por un camino prohibido.
No había señal alguna. El caballo
no hacía destrozo alguno. Salió el guarda
y la emprendió a trancazos con Gerardo,
Dejándolo molido y derrengado.
San Gerardo se puso de rodillas
y le decía al guarda, hiere, hiere,
y luego lo abrazó con mucho amor.
cuando pidió perdón por sus verdugos?
Amar al enemigo, al que nos hiere
es un gran heroísmo, gran virtud;
pero así nos lo pide el evangelio.
Ser santo no es un lujo, es un deber
que tan poco entendemos los cristianos.
Sólo Dios es amor. Amor sin odio.
Es amor en las buenas y las malas.
Cuando el hombre lo entienda y lo practique
se habrán finiquitado nuestros males.
Esta es la florecilla más hermosa,
DIOS es FAMILIA
Los pajarillos nacen en el nido,
la madre los calienta y alimenta.
El niño también quiere su cunita
y una mamá que le dé de mamar.
La familia es el núcleo primigenio
de donde nace la familia grande,
la entera y la total humanidad.
Dios es familia, cristalina fuente
de donde al fin proceden las demás.
El Padre ama al Hijo, el Hijo al Padre,
el resultado es el Espíritu Santo
y todo se resuelve en el amor.
¿Quién nos podrá decir la intimidad,
el amor y respeto entre los tres,
el lazo indisoluble que los une,
haciendo de los tres un solo Dios?
Los tres tienen un mismo pensamiento,
una acción unitaria, una armonía,
aunque cada persona es diferente
es una sola esencia divinal.
Así deben de ser nuestras familias,
unidas por la carne y por la sangre,
unidas por un solo y mismo amor,
todas felices en el mismo nido…
Dar la vida los unos por los otros,
como hoguera que crece y se dilata,
y se convierte en brasa unificada,
en un vivir tranquilo, silencioso.
Toda la creación es armonía,
porque toda procede del gran Dios.
Quien crea divisiones y rencores
es contrario de Dios, es pecador.
Dichosas las familias siempre unidas,
donde todos se aman y se ayudan,
donde reina el amor, un grande amor.
ESE NIÑO
P. Enrique García Satamaría
Del cielo bajó, - y era el mismo cielo.
La tierra sonrió, - al verlo en el suelo.
Era chiquitín; - era el infinito;
Hijo de David, - como estaba escrito.
A la media noche, - entre doce y una
brillaban las pajas - brillaba la luna.
La mula y el buey - lo estaban mirando,
con su dulce aliento - lo estaban cuidando.
Su Madre embobada, - callaba, reía.
Cómo había sido - ni ella lo sabía.
Ángeles cantaban - arriba en el cielo;
subían, bajaban - hacían gran vuelo.
Llegaron pastores - trayéndole queso;
alegres volvían - de aquel embeleso.
Pero el hombre, ingrato, - dormía y roncaba;
aunque fue anunciado, - nadie lo esperaba.
Hizo cosas grandes, - hizo maravillas,
resucitó muertos, - entre otras cosillas.
En la cruz murió - por salvar a todos
y sigue muriendo - de diversos modos.
Él es el camino, - la verdad, la vida;
es la salvación, - la única salida.
Son cosas que el hombre - moderno no cree:
no hallaron su nombre - en el internet.
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